La cuarta pared

2015-2022
EN.   FR.



La cuarta pared responde al deseo de explorar la dimensión física del objeto fotográfico y hallar algunas respuestas respecto de esa trama sociológica que conforman las fotografías familiares. ¿Cómo median estas fotografías en nuestras relaciones? ¿De qué manera intervienen en nuestros vínculos, en nuestra comprensión de los lazos familiares? La cuarta pared es un trabajo sobre los afectos y el sentido de pertenencia. Así como sobre los mecanismos que caracterizan la subjetividad inherente a nuestra percepción de las imágenes, invitando al espectador a un viaje al centro de la fotografía.

Atendiendo a la mediación operada por la cámara, el proceso ha consistido en penetrar en la copia fotográfica, sumergirme en ella atendiendo a los puntos ciegos del encuadre para explorar, desde ahí, la apertura a espacios de reflexión que atañen tanto al ámbito familiar –en sentido gestáltico y relacional– como a las múltiples temporalidades de la imagen. En consecuencia, la reflexión que plantea La cuarta pared rebasa el contexto familiar y apunta a otra forma de comprensión del acontecimiento fotográfico que vas allá del momento de la toma por parte del fotógrafo.

Fotografiar colocando la cámara «dentro» de las imágenes responde al interés de alterar la jerarquía establecida respecto de lo que se supone que otorga el sentido, y plantea la posibilidad de atender a aquello que habita en los intersticios de lo visible y que suele escapar a nuestra atención. Desde esta nueva perspectiva, los cuerpos y los objetos adquieren su propia autonomía, y como consecuencia, el espacio de la imagen se abre y se transforma en un nuevo escenario. Afinar nuestra mirada para captar la información aparentemente secundaria que reproduce una fotografía, aquello que está en los márgenes del referente, diluye, en definitiva, la barrera que nos mantiene como espectadores externos y nos absorbe a sus interioridades.

Si la captura ha sido considerada durante mucho tiempo como la esencia de la fotografía, en las últimas décadas la atención al archivo ha propiciado una nueva ontología de la fotografía como plataforma relacional que no expresa las intenciones de un único participante. Desde este punto de vista, la reflexión que plantea La cuarta pared rebasa el contexto familiar y apunta a otra forma de comprensión del acontecimiento fotográfico que va más allá del momento de la toma por parte del fotógrafo. Es en este sentido que La cuarta pared plantea superar la comprensión del hecho fotográfico como un hecho consumado, como un lugar pasado y cerrado. Desde esta perspectiva, se expanden los márgenes de lo fotográfico a un encuentro colectivo con final abierto.

Paralelamente, el anacronismo que articula este proyecto supone una forma de visibilizar las múltiples temporalidades que toda imagen conlleva, así como el potencial para actualizar el pasado, para invocarlo y, a la vez, darle una forma nueva en el presente de quien lo observa. De este modo, el dispositivo que pongo en marcha al reencuadrar ciertos detalles de la imagen resulta ser una forma de involucrarme, de sentirme parte de mi propia historia familiar y reestablecer vínculos.

La cuarta pared nos incita a relacionarnos con la imagen en toda su dimensión fenomenológica. Nos incita a expandir el modo en que nos relacionamos con el álbum familiar. Desde ese nuevo espacio en los márgenes de la fotografía, La cuarta pared nos invita revisitar nuestras imágenes, así como cualquier imagen con la que nos sintamos vinculados desde otra perspectiva, con otra cercanía, adoptando un rol más partícipe y activo.

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➪ Para más información sobre La cuarta pared, por favor viste En la profundidad de la superficie, reseña por Marta Dahó.
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